Hay días en que a uno se le hace más difícil salir de la cama que otros. Y el motivo no es otro que el ser consciente que vive en una sociedad cada vez más infantilizada, más hedonista, más egoista, más irresponsable y del todo incapaz de volver a los valores básicos, tipo el sentido común, el respeto, el esfuerzo, la satisfacción en el cumplimiento del deber, el sentido crítico y autocrítico, etc… Es imposible, porque todas y cada una de las leyes matemáticas y estadísticas así lo dictaminan, que cada vez que surge cualquier problema, sea de la índole que sea, y de la administración o empresa privada que sea, la persona con la que topemos para que nos lo resuelva…, sea simplemente incapaz de hacerlo. Y ya no me refiero a las administraciones públicas sino tambien a las privadas. Es imposible, pero desgraciadamente en un porcentaje cada vez más alto, es así. ¿Cómo puede ser que los menos capaces acaben siempre en poltronas para las que no sirven ni para limpiar? Parece una contradicción pero Friedrich Wilhelm Nietzsche ya se pronunció sobre ello: “es sencillo hacer que las cosas sean complicadas, pero dfícil hacer que sean sencillas”. (Y ya que hablamos de leyes matemáticas y estadísticas, decir que me parece estupendo que Carine Montaner exija la presencia de observadores extranjeros en las próximas elecciones generales para evitar “auténticos atentados contra las mismas”, como el que se produjo en Ordino en las elecciones generales del 1 de marzo de 2015. Como dijo mi entrañable Antonio, cada vez que se lo ocurre entrar en escena se le ve más y más “idus de marzo”, aquella misma noche antes de su llegada al hotel donde sus huestes le esperaban para celebrar su “victoria” (¿ ?) “em sembla que a Ordino hem guanyat de 17 vots, però són 17 vots que valen veritablement un projecte”. ¿De verdad que TODO lo que hizo a continuación era “el projecte”?). Les refresco la memoria sobre lo acontecido aquella desdichada madrugada del 2 de marzo de 2015 en la sede dels millors, vean link aquí: 02 MARÇ 2015 Acabem el minut a minut de la jornada electoral, en què @Democrates_and ha obtingut 15 consellers, @LiberalsAndorra 8, @PSAndorra 3 i @sdp_ad 2. Aquí podeu llegir la notícia completa #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí afegeix “em sembla que a Ordino hem guanyat de 17 vots, però són 17 vots que valen veritablement un projecte” #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí acaba la seva intervenció “Aquesta és la meva última batalla, què maco serà viure-la junts” #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí: “És el moment de donar pas a una nova executiva” de @Democrates_and 02 MARÇ 2015 Martí: “que ningú s’equivoqui, aquest país continua necessitant algunes reformes i no hem enganyat mai a ningú” #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí “Tenim la responsabilitat de governar Andorra quatre anys més i ho farem, però serà la meva última legislatura” #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí assegura que Saboya tornarà a ser ministre “avui s’ha escollit una continuïtat dels ministres” #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí: “37% dels vots havent fet les reformes que hem fet, amb una crisi duríssima, és mèrit dels ciutadans que han entès que les reformes eren necessàries” #EG2015 02 MARÇ 2015 Toni Martí fa pujar a l’escenari els candidats de les parròquies perdedores, la Massana i Sant Julià de Lòria. Grans abraçades amb Gilbert Saboya #EG2015 02 MARÇ 2015 Toni Martí arriba a la seu de @democrates_and: aplaudiments, abraçades i ovacions 02 MARÇ 2015 Els resultats a Encamp: Guanya @Democrates_and amb el 37,5% dels vots, el @PSAndorra segona força amb 30,44%, @LiberalsAndorra 24% i @SDP_ad 8% #EG2015 02 MARÇ 2015 Els resultats finals a Andorra la Vella són: Guanya DA amb un 36,8%, el PS és la segona força més votada amb 25,7%, Liberals tercera força amb 20,7% i SDP 16,6% #EG2015 02 MARÇ 2015 Martí diu que la participació ha estat similar a les passades eleccions comunals, també es disculpa pels problemes informàtics que s’han patit a Andorra la Vella i que han fet retardar els resultats #EG2015 02 MARÇ 2015 Toni Martí assegura que “el poble andorrà a votat a favor de continuar les reformes” 02 MARÇ 2015 I els consellers electes per la circumscripció parroquial són: Jordi Alcobé, Mònica Bonell, Maria Martisella, Carles Ensenyat, Antoni Fillet, Meritxell Mateu, Carles Naudi, Judith Pallarés, Jordi Cinca, Rosa Ferrer, Josep Majoral, Carine Montaner, Miquel Aleix i Vicenç Mateu #EG2015 02 MARÇ 2015 Toni Martí proclama els 28 consellers electes per la circumscripció nacional : Víctor Naudi, Sílvia Bonet, Toni Martí, Ladislau Baró, Conxita Marsol, Jordi Torres, Sofia Garrallà, Josep Pintat, Jordi Gallardo, Joan Carles Camp, Ferran Costa, Pere López, Rosa Gili i Gerard Alís #EG2015 02 MARÇ 2015 Xavier Espot compareix per donar els resultats DA 37%, Liberals 27,7%, PS 23,5% i SDP 11,7%. 1.064 vots en blanc #EG2015 ¿Les suenan todas las caras que aparecen en las fotos anteriores y los nombres que se mencionan a continuación? Pues ocho años después, ahí siguen ¡¡CASI TODOS!! Ocho años les han bastado para convertir una auténtico paraíso en un vulgar peís, que si no fuera por el clima, y la falta de mar, sería auténticamente “un peís bananero”. Un “Principat Bananero”, y un “Coprincipat Bananero”. Ocho años en los que se volatizó un banco, porque sí, una compañía de seguros, porque sí. (Curiosamente ambas entidades han acabado, de una manera u otra, en manos de la misma entidad. Del tema Valora, entre otros, ni se sabe nada, ni está, ni se le espera). Ocho años en los que se han gestionado las ocho olas de la pandemia a la buena de dios nos queremos los dos, Lupita. Ocho años en los que la justicia ha demostrado ser más “justa” para unos pocos que para el resto. Ocho años en los que, de repente, aparece una “rotonda” dónde antes se negó todas las veces que hizo falta. Ocho años de pérdidas de poder adquisitivo, de derechos adquiridos, de bienestar social, etc… Ocho años en los que las “ayudas económicas” han sido más para unos pocos que para el resto. Ocho años en los que no se ha parado de emitir más y más “deuda pública”. (Ya veremos quiénes la acabarán pagando…). Ocho años en los que el “nepotismo” se ha hecho más y más evidente. Ocho años de más que “dudosas adjudicaciones dediles”. Ocho años en los que se han quitado todas las concesiones nacionales de transporte de viajeros a los transportistas de viajeros nacionales para dárselas a transportistas de viajeros foráneos. Ocho años en los que no hay ni un sólo colectivo al que no se le haya tocado aquello que no suena. Ocho años que han servido para dividir irremediablemente el peís. (Recuerden aquello “dels bons andorrans i dels andorrans dolents”). Ocho años en los que se ha conseguido que haya “trabajadores inmensamente pobres”, y eso los que tengan todavía un trabajo ¡¡NO!! precario. Ocho años en los que las entidades benéficas no han dejado de prestar ayuda a muchísimas familias enteras. Ocho años en los que se ha conseguido que el derecho a un habitatge digne, tal y como recoge nuestra Constitució en su Article 33, “Els poders públics han de promoure les condicions necessàries per fer efectiu el dret de tothom a gaudir d’un habitatge digne”, se haya quedado simplemente en una quimera. Ocho años en los que “se han volatizado cantidades indecentes del fondo de pensiones”. En definitiva, ocho años de un “enorme y estruendoso silencio del pueblo soberano” frente a TODAS las tropelías cometidas por TODOS esos que se apoderaron del poder. ¿Y qué ha pasado, o pasa? ¡¡ABSOLUTAMENTE NADA DE NADA!! (Pero el “cagómetro” no para de ir in crescendo porque las elecciones cada vez están más cerca…) Soy el primero que llevo diciendo que desde el 27 de febrero de 2007 ¡¡NO!! vivimos una crisis económica sino de valores, que estos últimos años se ha visto acrecentada por la maldita pandemia. Pero cuando uno ha crecido en la enseñanza de que en el único sitio que la palabra “éxito” va por delante de “trabajo” es en el diccionario, no hay crisis que no se pueda capear, porque de crisis en mis años de vida han habido, y muchas. Y de todas se acabaron saliendo. Y se acabaron saliendo “hombro con hombro”. Es la única manera de salirse, porque cuando a alguien le empiezan a ir bien las cosas, al de a lado, más temprano que tarde, se acaba beneficiando. Hoy en día, desgraciadamente, hay cada vez más personas que se piensan que son el ombligo del mundo, y que su ombligo es más grande que cualquier “agujero negro”. Y así no se va a ninguna parte, de verdad. Y otro tema fundamental es que al frente tienen que haber “grandes estadistas” que no “politicuchos del tres al cuarto”, porque entonces es “misión imposible”. Un gobernante se tiene que dedicar a la política y a gestionar bien el dinero público, porque cuando se ponen a hacer de “empresarios”, simplemente ¡¡NO SABEN!! Y aún sabiendo que TODOS hemos padecido la dichosa pandemia, déjenme que vuelva a ensalzar el inmenso trabajo realizado por dos colectivos básicos de nuestra sociedad, y que ahora están dejados de la mano de dios, como siempre: el de la educación y el sanitario. Leo que en Cataluña van a salir a la calle, y con toda la razón del mundo mundial. Si los que tienen que formar a las futuras generaciones, si los que nos tienen que cuidar, se dejan de la mano de dios, es que ¡¡NADA!! se está haciendo de la manera correcta. Veamos unas cuántas imágenes aclaratorias sobre el tema: Si alguno de TODOS esos que se han apoderado del poder se parase un momento en hacer unas cuántas reflexiones de las consecuencias personales que han tenido estos dos colectivos, el de la educación y el de la sanidad, puede que se diera cuenta que a éstas personas no se las puede dejar de la mano de dios. Que TODO ése sobreesfuerzo que dichos colectivos han estado realizando durante todo el tiempo que dura ya la pandemia, les ha afectado, y de qué manera. El pasado día 9 de enero leí en Business Insider la siguiente notiicia: “A lawsuit filed by Seattle’s public schools accuses Meta, TikTok, Google, and Snapchat of creating a youth mental health crisis”. Aburrirse, muy al contrario de lo que la mayoría de gente piensa, es sanísimo para soñar despierto, para pensar, para fijarse en la naturaleza, para reflexionar, para abstraerse de la cotidianidad, para crear, para evolucionar, para inventar. Y todas estas redes sociales, mal empleadas, evitan que nuestros niños, adolescentes, jóvenes, y no tan jóvenes, tengan tiempo de aburrirse. Si Sir Isaac Newton hubiese tenido redes sociales, seguramente habría estado distraído con su WhatsApp en algo tan imortante como que a alguien de su entorno se le ha quemado el pollo…, por ejemplo. Dejen que los niños se aburran. No les dejen estar enganchados todo el día a una máquina, porque al final la alegoría de la caverna de Platón se esta haceindo realidad. Y como que no hay nada mejor que leer a lo que ésta sociedad cada vez más, y más, decadente ha llegado, les dejo una carta que un catedrático de “dirección estratégica de empresa”, escribió el pasado 4 de enero en la red social Linkedin. «Hoy me dedico a engañar más que a enseñar». La abrumadora sinceridad de Daniel Arias Aranda, catedrático del departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Granada (UGR), ha provocado un encendido debate en redes sociales. El profesor ha escrito una misiva en la red social Linkedin en la que reflexiona sobre la bajada de calidad y de exigencia que existe en la educación actual. Desde sus 25 años de experiencia, Arias lamenta que el nivel ha ido disminuyendo para adecuarlo a los alumnos, para que aprueben en sus respectivas materias y todos puedan ser felices. Pero tras esto se esconde un fracaso enorme tanto de la educación como de la sociedad, que ha sido incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos marcados por la tecnología. Esta es su carta: «Llevo impartiendo clases en la universidad cerca de 25 años, dos de ellos en la Universidad Complutense de Madrid y el resto en la Universidad de Granada. Por mis clases han pasado directivos de grandes empresas que tenían más o menos mi edad cuando les di clase y otros que, en sus generaciones respectivas, han ido ganándose un puesto en la sociedad gracias a su formación y a su esfuerzo… La primera asignatura que impartí fue en el curso 1997/98. Era Dirección Estratégica de la Empresa (sigo aún impartiéndola), entonces del plan antiguo de 5 años de Económicas y Empresariales. Tenía matriculados 524 alumnos en cada grupo. Era imposible distinguir las caras de los que se sentaban atrás en aquellas gigantescas aulas del Pabellón de Tercer Curso de la UCM. Eso sí, las aulas estaban llenas. Algunos alumnos se tenían que sentar en las escaleras porque no cabían. En las horas de tutoría, los alumnos hacían cola en la puerta de mi despacho. Responder todas las consultas, curiosidades, dudas… era tan agotador como satisfactorio. Las constantes preguntas de los estudiantes en clase me obligaban a llevar la materia muy preparada. Yo ya tenía 25 años y no recuerdo estudiar más que entonces. La asignatura era dura y las preguntas de desarrollo configuraban exámenes que duraban horas. Era imposible corregir todo aquello en menos de diez días. Las revisiones eran complejas (sobre todo para los que estaban entre el 4 y el 5). Todo lo anterior es tan sólo un eco del pasado. Por mis clases han pasado directivos de grandes empresas que tenían más o menos mi edad cuando les di clase y otros que, en sus generaciones respectivas, han ido ganándose un puesto en la sociedad gracias a su formación y a su esfuerzo. Hoy me dedico a engañar más que a enseñar. Me explico a continuación. Los grupos hoy son de unos 50 alumnos, de los cuales raramente viene a clase más de un 30%. Los que vienen, lo hacen en su mayoría con un portátil y/o un teléfono móvil que utilizan sin ningún resquemor durante las horas de clase. Las caras de los alumnos se esconden tras las pantallas. De hecho, me sé mejor las marcas de sus dispositivos que sus rasgos faciales. Es raro que alguien pregunte, por mucho que se les incite a hacerlo. Quince minutos antes de que acabe la clase ya están recogiendo sus cosas, deseosos de salir. Cada vez me siento más como un profesor del instituto de una serie mediocre de los 80 que como un catedrático. A menudo tengo que callarme porque el rumor generalizado se extiende por el aula y me da vergüenza mandar callar a universitarios constantemente. He separado a gente para que no hablen entre ellos, he expulsado alumnos del aula y me he llegado a marchar de clase ante el más absoluto desinterés. Como respuesta a este panorama y, siguiendo las cambiantes normativas universitarias (siempre peores que las anteriores), los profesores hemos tomado cartas en el asunto con las siguientes medidas: -El nivel de la asignatura ha bajado. Impartimos menos temas de manera mucho más superficial. – Hacemos parciales tal y como establece la evaluación continua para tratar de aprobar a un mayor número de alumnos, pues un número de suspensos superior, a lo que la universidad establece como límite, conlleva una sanción que influye en el presupuesto del departamento, esclavizado a través del denominado contrato-programa. – El nivel de los trabajos y presentaciones de los alumnos no pasaría, en su mayoría, los estándares del teatrillo de Navidad de primaria. Pero eso, para nosotros es más que suficiente para poner un 5. De este modo, cumplimos el contrato-programa, el departamento es feliz, la universidad es feliz, nuestros alumnos aprueban, creen que saben algo y son felices y nosotros languidecemos ante la triste realidad. Soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un video de influencers de Tiktok. Por eso, te digo que me dedico a engañarte, querido alumno/a. Vives en una mentira que nosotros edulcoramos. Por eso, es mejor que si quieres seguir viviendo en tu burbuja, mientras puedas, no sigas leyendo, ya que voy a contar lo que hay detrás de Matrix. Bueno, si sigues leyendo, lo haces bajo tu propia responsabilidad. No digas que no te advertí. Aquí van algunas realidades que no te van a gustar: Te faltan habilidades básicas indispensables en estudios superiores. No tienes capacidad de expresión. Tu vocabulario es muy básico y se limita a verbos débiles (hacer, ser, estar) en lugar de específicos como desarrollar, evolucionar, ampliar, … Por ello, cuando entregas un trabajo o haces una exposición de un texto que has copiado de Wuolah, El rincón del vago u otros, donde plantas frases como «considerando la posibilidad de articular el concepto de selección adversa con las bases teóricas de la economía de las organizaciones…», sé de sobra que no lo has escrito tú porque, para más INRI, cuando te pregunto en clase sobre el significado de esa frase, no sabes qué contestar. Por supuesto, al exponer en clase, la frase del punto anterior la has leído literalmente de tu móvil, del que no despegas los ojos aún enfrente de tus compañeros, y la has colocado en una transparencia de Powerpoint cuyo diseño en 1995 ya estaba obsoleto. El resto de tu presentación se limita al «efecto karaoke», leer los interminables párrafos que has cortado y pegado. No sabes estar. Sí, estar. Balbuceas, te encorvas, no fijas la mirada, llevas una o las dos manos en los bolsillos, vienes a una exposición en chándal o con leggins… No te dignas a respetar la institución milenaria que te acoge y que se llama universidad. No entiendes lo que eso significa y tampoco tienes ningún interés en saberlo. Si tu expresión es limitada, tu escritura lo es más. Se nota que ya no se hacen dictados en educación secundaria. Caso aparte merecen los alumnos que no hablan español y no comprendo que hacen ocupando un asiento, especialmente aquellos provenientes del país creador de Tiktok. Jamás hubieras superado esta asignatura hace 10 o 20 años. De hecho, de tu clase, no más de 10 personas seguirían admitidas en estos estudios. Te lo dice un licenciado que acabó dos titulaciones en la Universidad Carlos III de Madrid donde tras 4 convocatorias suspensas de una asignatura, ibas a la calle. Tu nivel de lenguas extranjeras es nulo. Doy clases en un Máster íntegramente en inglés donde apenas hay españoles y el nivel de los estudiantes extranjeros es infinitamente superior. De hecho, el máster es lo único que alimenta mi motivación a enseñar. Las habilidades blandas brillan por su ausencia. ¿Liderazgo, resiliencia, trabajo en grupo? Son básicas para cualquier empleo. Cuando me escribes un email para decirme que te has peleado con tus compañeros de grupo o envías a tu madre a una revisión de exámenes, mi perplejidad no cabe en mi persona. Hace años que no recomiendo a ningún alumno para ninguna empresa. Vives anestesiado por las redes sociales. ¿Te crees que no me entero? Mientras doy clase veo tu cara de soslayo tras la pantalla con risitas y yo sé que explicar la cadena de valor de la empresa es de todo menos gracioso. No estás en clase, estás en Instagram. Pero yo me hago el tonto y miro para otro lado. Estos puntos son sólo la cima del Iceberg. Los profesores estamos hartos de formarnos en técnicas docentes multidiversas y de pelajes exóticos para motivar al alumnado. Lo que está claro es que si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti. Pero sí puedo hacerte creer que vales, aunque sepa que es mentira. Me he convertido en un experto en hacerlo porque el sistema me lo exige y cumplo. Y rezo por que esto sólo me ocurra a mí, y como mucho en mi facultad, pero no ocurra en Medicina o Ingeniería de caminos, sobre todo cuando cruce un puente o, Dios no lo quiera, esté en la camilla de un quirófano. Podemos echarle la culpa a la universidad pública y tiene bastante, pero no toda. «Si quieren calidad, que se vayan a la privada», he escuchado por ahí. Y los números van apuntando en esa dirección. Quizás, el pago de una matrícula de cuatro ceros aumente la motivación en lugar de las irrisorias tasas académicas públicas. Puede que la universidad pública reaccione cuando la privada le coma la tostada, cosa que está haciendo muy bien. Lo que está claro es que si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti. Pero sí puedo hacerte creer que vales, aunque sepa que es mentira. No obstante, mis evaluaciones docentes son muy buenas y las he publicado. Pero no soy una excepción. Cuando hablo con compañeros coinciden con mi visión. Escribir esto es arriesgado y es más cómodo callar y obrar. Lo entiendo perfectamente, patada y al área es la actitud mayoritaria. No quiero terminar exponiendo un problema sin dar soluciones. Las hay. Pero para ello, hay que romper el paradigma en que estamos sumergidos y ser muy valientes. He aquí algunas propuestas incómodas: -No somos todos iguales. Hay estudiantes con vocación e interés eclipsados por la mediocridad imperante. Centrémonos en ellos. La universidad es para formar a las élites intelectuales. Antes de que me llaméis facha, esa frase es del insigne Gregorio Peces-Barba, mi rector cuando estudiaba en la Universidad Carlos III, padre de la Constitución y socialista de los de verdad (cómo han cambiado las cosas). La Formación Profesional forma grandes profesionales que no han de ser universitarios. -Devolvamos al profesorado universitario las competencias perdidas como autoridad intelectual a la hora de diseñar planes de estudio, modelos de enseñanza y currículum. No podemos esperar dos años a que la ANECA dé el visto bueno a una modificación de los planes de estudio. El mundo cambia demasiado rápido para seguir impartiendo contenidos obsoletos. -Reforcemos las capacidades básicas en enseñanzas no universitarias: Enseñar a pensar, a enfrentarse a obstáculos, a expresarse, a tener modales, a leer y escribir bien en español e inglés, a tener tolerancia a la frustración y, sobre todo, a buscar la superación constante. -Eliminemos cualquier rastro de gadgets tecnológicos en la enseñanza (lo que incluye ordenadores portátiles). Darle un Chromebook a un niño de 10 años es como darle una cuchilla de afeitar a un bebé. SEÑORES TECNO-PROGRES LEAN ESTO POR FAVOR: Cruzar un puente no te hace ingeniero de caminos, de la misma manera que tener un ordenador no te hace nativo digital. Mis alumnos no saben, en su mayoría, elaborar un Excel o dar formato a un texto en Word. Las TICs a edades tempranas sólo sirven para distraer. La plasticidad neuronal se desarrolla con lápiz y papel, no con la dictadura de los teclados. -Hacer sentir a los chavales orgullosos de quienes son y donde están, con admiración hacia lo que les rodea y hacia otras culturas. Fomentar la curiosidad innata y el respeto. Crear descubridores y jamás plantar la semilla del odio o la desolación. Huir de los nacionalismos, siempre manipuladores y huir de los populismos, de cualquier cosa negativa que acabe en ismo. La mente de un niño es sagrada. -Fomentar la cultura de la competición y la colaboración en todo tipo de enseñanzas. El esfuerzo conlleva recompensa, a veces a largo plazo. Los mejores serán premiados y los peores se quedarán fuera de juego y, si quieren volver a entrar tendrán que esforzarse más, o bien, centrarse en otro juego, esto se llama flexibilidad académica. Si tu hijo es malísimo en matemáticas, pero le encanta tocar la guitarra, quizás tengas que ponerle un profesor particular en guitarra y no en mates. Y el sistema ha de aceptar esto. Saquemos lo mejor de cada individuo. -Con 18 años no sabes, salvo que tengas una vocación innata, que es lo que quieres estudiar (yo no lo sabía, pero tuve suerte al elegir). Flexibilicemos los primeros años universitarios y de FP. Las titulaciones no han de ser bloques de cemento. ¿Empiezas Informática y no te gusta? Hagamos pasarelas. Implantemos el ‘major’ y el ‘minor’ como en EE. UU. Que una mala decisión no frustre una vida. En fin, querido estudiante, esto es lo que hay. Quizás seas la excepción a todo lo escrito, ojalá sea así, pero los números me dicen que las probabilidades son inferiores al 10%. En todo caso, no busques la solución en el Estado, ni en los sindicatos, ni en los cantos de sirena de los -ismos, ni en las redes sociales. La solución está en ti. Si tú cambias, el mundo cambia. Y si no quieres cambiar, no te preocupes, te seguiremos engañando, haciéndote creer que lo estás haciendo muy bien». ¿Nos seguimos autoengañando con títulos de “small level” pero a un “high cost”, o ponemos punto y final a esta inmensa bobada? Intenten ser felices, mientras se lo permitan las autoridades incompetentes.